Los bacteriófagos, también conocidos como fagos, son virus que infectan y replican dentro de bacterias. Son los virus más abundantes en la biosfera y desempeñan un papel crucial en la regulación de las poblaciones bacterianas y la evolución de los ecosistemas microbianos.
Los bacteriófagos tienen una estructura relativamente simple en comparación con otros virus. Están compuestos principalmente por material genético, que puede ser ADN o ARN, rodeado por una cápside proteica que protege el material genético y ayuda en la infección de las bacterias.
El ciclo de vida de un bacteriófago comienza con la unión del fago a la superficie de una bacteria receptora. Los fagos tienen proteínas en su superficie que se adhieren a receptores específicos en la membrana celular de la bacteria. Una vez unido, el fago inyecta su material genético en el interior de la bacteria.
Una vez dentro de la bacteria, el material genético del fago puede seguir uno de dos caminos principales: el ciclo lítico o el ciclo lisogénico. En el ciclo lítico, el material genético del fago se replica utilizando los recursos de la bacteria y se ensamblan nuevas partículas virales. Finalmente, la bacteria se lisa, liberando los nuevos fagos y propagando la infección a otras células bacterianas.
En el ciclo lisogénico, el material genético del fago se integra en el genoma bacteriano y se replica junto con el ADN bacteriano durante la división celular. En este estado de latencia, conocido como profago, el fago no produce partículas virales ni destruye la célula huésped. Sin embargo, ciertos estímulos pueden inducir la activación del profago y la transición al ciclo lítico.
Los bacteriófagos desempeñan un papel importante en la regulación de las poblaciones bacterianas en los ecosistemas naturales, ya que controlan el crecimiento de las bacterias al infectar y matar células huésped. Además, los fagos pueden transferir genes entre bacterias durante la infección, lo que contribuye a la diversidad genética y la evolución bacteriana.
En el campo de la biotecnología y la medicina, los bacteriófagos tienen un gran potencial como herramientas para combatir las infecciones bacterianas. Los fagos específicos pueden utilizarse como agentes antimicrobianos selectivos para tratar infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos convencionales. Este enfoque, conocido como terapia con fagos, está siendo investigado como una alternativa prometedora para el tratamiento de enfermedades infecciosas.
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