Salmo 27 Catolico | Biblia Catolica | Oracion De Proteccion Contra Los Enemigos | Hablado Con Letras
El salmo 27 es un salmo en el que el Rey David le ruega a Dios por que le proteja de sus enemigos. Es un salmo que se presta para ser leído en cualquier momento del día.
En este video presentamos el texto del Salmo 27 de la biblia católica (Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española). Lo presentamos en versión hablada, leído, con texto en letra grande y acompañado al final de una petición a Dios con una oración de protección contra los enemigos.
San Agustín al comentar el salmo veintisiete (27) pone el énfasis en la petición que se le hace al Señor de estar siempre morando en su casa. Esta petición significa que queremos siempre ser del número de los que mantienen la fe. Por eso se considera como enemigo a todo aquél que atente contra nuestra salvación: los hombres, los incrédulos, nuestros pecados, etc.
El comentario de San Agustín sobre este salmo es una buena ayuda si se buscan salmos para meditar católicos.
Versión Leída: Sagrada Biblia Conferencia Episcopal Española. [ Ссылка ]
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Texto Salmo 27:
De David.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca.
Y así levantaré la cabeza sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro».
Tu rostro buscaré, Señor.
No me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor,
sé valiente, ten ánimo,
espera en el Señor.
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Comparte: Cristian Arnaud
Canal: Salmos Católicos
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