Las articulaciones temporomandibulares son las conexiones entre los huesos temporales del cráneo y la mandíbula (inferior). Existen dos articulaciones temporomandibulares, una a cada lado de la cara, justo delante de las orejas. Los ligamentos, tendones y músculos que sostienen las articulaciones son los elementos que permiten el movimiento mandibular.
La articulación temporomandibular es una de las más complejas del cuerpo: se abre y se cierra como una bisagra y se desliza hacia delante, hacia atrás y lateralmente. Durante la masticación puede tener que aguantar una gran presión según la posición y la salud de la dentadura superior e inferior, que actúan como el tope de una puerta durante el cierre de la articulación. La articulación temporomandibular contiene un fragmento de tejido fibroso denso denominado disco articular El disco sirve de almohadilla entre la mandíbula y el cráneo, evitando así la fricción entre ambos.
Los trastornos temporomandibulares, denominados anteriormente trastornos de la ATM (articulación temporomandibular), son más frecuentes entre las mujeres veinteañeras y entre los 40 y los 50 años.
La luxación mandibular, que constituye una emergencia dental, se caracteriza por una boca completamente abierta y un dolor que hace difícil volver a la posición de boca cerrada (dientes juntos). No puede cerrarse la boca y la mandíbula suele desviarse hacia un lado. En algunos casos, la causa de una dislocación mandibular puede ser una lesión, pero por lo general se debe a haber abierto la boca de modo excesivo (por ejemplo: al bostezar, al morder un bocadillo grueso, al vomitar o durante un procedimiento odontológico).
La luxación es más probable en personas que hayan sufrido otras luxaciones con anterioridad o que sufran laxitud mandibular (hipermovilidad), que puede ser consecuencia de trastornos temporomandibulares.
En esta maniobra se muestra de forma detallada como corregir en la mayoría de los casos éste problema.
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