El miedo a hablar en público se conoce con el término “Glosofobia”, que proviene del griego, gloso que significa “lengua” y “fobos “que es miedo. Aquí veremos como el cerebro crea condiciones cuando habla en público similares a estar frente a un león en el África.
Esta es la historia de Jaime, todo un macho alfa entrenando valiente y osado, pero todo lo contrario cuando tiene que hablar en público, su pobre corazón no puede resistir como si lo hace en el gimnasio.
Su estómago se pone duro cuando habla en público, la atención aumenta a medida que las miradas de las personas se incrementan y es que el pánico escénico tiene los mismos orígenes que una situación real de peligro como por ejemplo estar en el áfrica y encontrarse de repente con un león.
El cerebro activa sus mecanismos de protección empujando a Jaime a sobrevivir, el cerebro envía señales a los riñones, específicamente a las glándulas suprarrenales, para producir hormonas y dispararlos a todo el cuerpo, acelerando al máximo el corazón estimulando los pulmones una experiencia definitivamente nada agradable, pero porque esta sensación también la vivimos cuando hablamos en público.
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