Son 17 elementos químicos que, a pesar de su nombre, abundan en muchas partes del mundo. Sin embargo, su extracción y procesado se concentra en muy pocos países, especialmente en China. Varias de estas tierras raras dejan un rastro de contaminación y radiactividad, pero aún así son una parte clave de la transición energética. Se necesitan para turbinas eólicas y automóviles eléctricos, por ejemplo. ¿Qué implica el aumento de su demanda? ¿Hay soluciones más respetuosas con el medio ambiente?

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