En el tiempo que siguió a la Primera Guerra Mundial, Alemania era el país más culto y científica y tecnológicamente más avanzado de la tierra. También era un país azotado por gravísimas violencias políticas entre grupos extremistas. Y para acabar de redondear la situación, era el país más permisivo en cuestiones morales, hasta el punto de que Berlín era conocida como la capital del vicio. De esa coctelera con tantos ingredientes superlativos acabó emergiendo el más superlativo y grave de todos: la ascensión del nazismo, que pretendía alcanzar el poder durante mil años, y que en los doce que efectivamente duró, produjo la mayor catástrofe histórica hasta entonces conocida. Tratar de entender el proceso que, de la mano de Hitler, llevó hasta tan trágica desembocadura exige tener en cuenta los componentes de irracionalidad en todo ello implicados, no ya, o no solo, para lamentarlos, sino para profundizar en ellos y completar así nuestra comprensión. Es lo que se ha pretendido hacer en este vídeo.
Un concepto clave a la hora de entender cómo pudo surgir el nazismo fue el de volkgeist, el espíritu del pueblo, concepto perfectamente legítimo en principio, y que ya fue usado profusamente por Hegel o por Heidegger. Incluso Ortega hace alusión a la idea, por ejemplo, cuando dice: “Cada forma típica de vida humana proyecta ante sí el complemento de un paisaje afín (…) ¿Quién, por ejemplo, ha explicado por qué los reptiles, los gatos y los ciervos en China tienen los ojos oblicuos como los mandarines? ¿Qué secreta unidad de inspiración guía la mano artífice de la Naturaleza cuando dibuja la flor silvestre y modela el corazón del indígena?”. Cuando esa potencialidad que significa el “espíritu del pueblo” pasa a primer plano es que está amenazado el sentimiento de identidad, y nadie puede vivir en el caos que significa no tener respuesta a la pregunta de “¿quién soy yo?”, incluido el “yo” colectivo. Y en Alemania estaba, en los tiempos de la república de Weimar, especialmente amenazado ese sentimiento de identidad después de la derrota en la Gran Guerra (algo semejante ocurrió en España en el 98 tras la derrota en Cuba) y la consiguiente pérdida de autoestima colectiva. Reforzada negativamente esa falta de autoestima por la gran crisis económica que aconteció por entonces. Asimismo, la cultura… o lo que venía a representar el otro extremo conceptual, la “civilización”, que entonces empezó a bullir en Alemania, tan productiva y fértil en muchos sentidos, era también muchas veces propagadora de una moral disoluta que avivó en muchos alemanes la necesidad de recuperar la “pureza” en sentido moral, y que acabó identificándose con la pureza de la raza. La vuelta a la naturaleza (la “cultura”) fue, en fin, el reclamo básico del nazismo, que ofrecía la recuperación del sentimiento de identidad colectiva, y que resultó tan atractivo para los alemanes, que no supieron ver el demonio que anidaba detrás de la oferta nazi de recuperación del volkgeist.
_____________________________________________________________________
Este es un canal de divulgación de la filosofía, especialmente la de Ortega y Gasset, el pensador en lengua española más importante de la historia, así como de sus alrededores no solo filosóficos, sino también psicológicos, históricos o sociológicos.
Sigue mis trabajos divulgativos en este canal
[ Ссылка ]
y en mi página
[ Ссылка ]
![](https://i.ytimg.com/vi/kFVdJaR9UQE/maxresdefault.jpg)