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Un lagarto desgració la vida de quien muchos consideraron superior a Maels Rodríguez
Maels Rodríguez fue toda una sensación en el béisbol cubano desde los años finales de la década del noventa. Su recta meteórica lo llevó a tener resultados extraordinarios, alguno de los cuales todavía se mantienen vigentes en la Serie Nacional.
Pero si bien el recordista en ponches para una temporada cubana tuvo un final deportivo complejo, el protagonista del artículo es otro lanzador espirituano, un joven que con 19 años tenía una proyección superior para muchos a la del mismísimo autor del único juego perfecto en los clásicos cubanos .
Su nombre era Andy Faché Hernández, y hablé en pasado porque la fatalidad no solo le cerró las puertas del béisbol sino de su vida en sentido general. El oriundo del municipio Cabaiguán tenía solo 19 años cuando la muerte llegó de la manera más abrupta posible.
Tuvo un paso arrollador por las categorías menores que incluyó su presencia en el equipo nacional a aquellos torneos internacionales de mitad de década en los que Cuba reinó casi siempre. Enseguida le abrieron un hueco en la selección provincial en la temporada 1996-97, aunque fue la siguiente su primera en realidad al lanzar apenas un desafío en la XXXVI Serie.
Si bien Yovani Aragón era la gran figura en el staff de los Gallos, y había otros de experiencia como Ramón Gardón y Asley Sánchez, Faché tuvo bastante responsabilidad como otro de muchas condiciones como el exjuvenil Ángel Peña. Finalizó con balance de 3-5 con 74 innings y un muy buen PCL de 3.65 para su juventud y la utilización todavía del bate de aluminio.
Su rendimiento no fue extraordinario, pero en el mismo se evidenciaba que con más experiencia podría convertirse en un monticulista de importancia. Incluso más allá de las fronteras espirituanas. Mas todo cambió en fracciones de segundos una tarde de 1998. Todo sin excepción alguna.
Andy llegó a la finca de su tío luego de un entrenamiento y allí fue que encontró la muerte. El muchacho le cayó atrás a un chipojo (lagarto de tamaño muy superior a una lagartija) y tocó una mata de mango donde se había ido a refugiar el reptil y esa fue la peor decisión que pudo tomar.
El problema no tuvo que ver con el animal sino con cables de alta tensión que habían sido instalados en el árbol para evitar el hurto de la fruta. De esa información no se acordaba el talentoso lanzador y las consecuencias fueron fatales y automáticas.
Aquello causó la más lógica consternación de muchísimas personas. Familiares, vecinos, amigos, compañeros de equipo y hasta los fanáticos del seleccionado de Sancti Spíritus.
Años después fue creado un torneo popular en Cabaiguán en homenaje a Andy Faché, de quien nunca sabremos si en realidad se hubiese convertido en una estrella del pitcheo cubano en la escala superior como lo fue en cada categoría inferior.
En ese momento no se habló mucho de esa desgracia más allá de su territorio. Al menos el eco no se sintió mucho a nivel nacional pues no fue hasta mucho tiempo después que pude conocer los detalles de lo sucedido con este gran talento. Gracias, sobre todo, a mi amigo y excelente realizador audiovisual Aldito Luberta.
Aunque hayan pasado más de dos décadas de aquello, nos sumamos a la lamentación por lo sucedido con Andy Faché y aprovechamos sobre todo para recordar un legado beisbolero en cada nivel hasta que llegó al más alto de todos, donde tristemente quedó con una perspectiva enorme. Y lo que fue peor, su adiós repetino, prematuro y desgarrador para muchos.
