Hoy se pasa por diversos pueblos pequeños sin servicios. Solamente en Montefurado he encontrado a Manolo, que ayuda al peregrino ofreciéndole bebida y comida en su casa, pasando la plaza del pueblo. También hay mucho asfalto, pero son caminos vecinales sin apenas tráfico. Hay tramos llenos de belleza y encanto, casi mágicos. Algunas subidas y bajadas fuertes pero cortas. En resumen una bonita etapa para disfrutar de los sentidos.
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