A través de una entrevista conducida por Eloísa González, Hilda relata en el documental cómo hace siete años dio comienzo la etapa más dura de su vida. Estando embarazada de su tercer hijo, descubrió un bulto en uno de sus pechos pero tras el diagnóstico se negó por completo a tratar su enfermedad antes del nacimiento del bebé. “Antepuse la vida de mi bebé a la mía propia. Fue un acto que muchos tacharon de imprudente, sobre todo porque ya tenía 2 niñas” relata Hilda, que también asegura que ese hijo “ha sido mi regalo. Que yo haya aguantado tanto tiempo aquí ha sido por él, por la ilusión de verle crecer y poder dejarle ese legado de alegría, de entusiasmo por la vida. Por él y por mis otras dos hijas”.

Hilda ha superado un total de ocho operaciones y en la actualidad recibe un tratamiento paliativo, pero lejos de mostrar tristeza o angustia, la tinerfeña afronta con positividad su día a día demostrando una enorme capacidad para superar las adversidades que presenta esta dura enfermedad. Ella misma confiesa que lo que le ayuda a afrontar las sesiones de quimioterapia es su “ilusión por la vida”, ya que para ella “la vida es un regalo y no quiero pasar mis días llorando por lo que me ha pasado. Soy consciente de mi realidad y aún así no consiento que esta realidad acabe con mi alegría”. Y es así, siendo optimista y sin rendirse, como ella cree que le ha ido ganando el pulso al cáncer.

Además, su sentido del humor y su amor por la vida han hecho de Hilda un modelo a seguir en todo el mundo, triunfando en las redes sociales con su canal Sácale una sonrisa al cáncer, en el que lanza a sus miles de seguidores mensajes optimistas y esperanzadores. Hilda explica que al principio esta idea nació “con la intención de desahogarme, era una forma de expresar todo lo que yo sentía en este duro proceso, y de animar a la gente a que no permita que el cáncer nos mate en vida y nos quite la sonrisa”.

En este emocionante testimonio, Hilda deja claro su mensaje a los espectadores canarios: “Que vivan cada día, que no sufran pensando que se pueden marchar. Cuando uno está sufriendo y tiene la capacidad de sonreír a los demás, eso es un acto de generosidad. Así que yo les recomiendo que sean generosos aún pasándolo mal. La vida es muy bonita y hay que aprovecharla ya que es la única que tenemos”.

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