Murió Pedro Marchetta, el DT de las mil anécdotas que motivaba a sus jugadores como ningún otro.
El Negro tenía 79 años y desde 2006 estaba retirado tras sufrir un ACV. En la noche del miércoles había ido a ver a Talleres.
Pedro Marchetta, histórico ex futbolista y director técnico, murió en la madrugada de este jueves 7 de abril a los 79 años. El Negro, como era conocido en el ambiente donde todos recuerdas sus ocurrencias y su don de motivador, tuvo pasos por Racing, Independiente, Rosario Central, Belgrano y Racing de Córdoba, entre muchos otros clubes.
Su fallecimiento fue sorpresivo. En la noche del miércoles se lo había visto en la platea del estadio Mario Kempes, donde presenció el partido entre Talleres y Universidad Católica de Chile, por la primera fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores. Tras el encuentro que terminó con victoria por 1-0 del equipo de Pedro Caixinha, su hijo lo llevó a la casa y por la mañana lo encontraron si vida, según le confirmó a Clarín su medico de cabecera y amigo, Juan Eujanian. En seis días, el 13 de abril, iba a cumplir 80 años.
Marchetta había sufrido un ACV en 2006. El miedo lo invadió porque su padre había muerto tras sufrir un derrame cerebral. Estuvo internado en una clínica de Tanti, cerca de Carlos Paz. No la pasó bien, pero le dio pelea. Debió caminar ayudado con un andador y tuvo que aprender a hablar otra vez. Le metió garra a la rehabilitación y salió adelante.
"Zafé, sí. Pero me hicieron laburar ocho horas por día durante ocho meses. ¿Sabés qué me salvó? Que se reunieron Dios y el Diablo y empezaron a discutir: 'Agarralo vos al Negro', dijo uno. 'No, agarralo vos', tiró el otro... Y no me quiso agarrar nadie (risas). Me dijeron que más de la mitad que sufren un ACV parten. Y seguro había varios que deseaban que yo también partiera. Pero aquí estoy", le contó en 2020 a Clarín en una entrevista en la que repasó su carrera.
Ocurrente como pocos, en Córdoba dirigió un montón de equipos: Talleres, Belgrano, Instituto, Racing, Juniors y Universitario. Fue y es ídolo de Rosario Central, al que sacó de la B y con el que se quedó con la espina de ver desde lejos su último título en Primera. Se sentó en el banco de Racing e Independiente, los dos grandes de Avellaneda. Estuvo en Vélez, en Platense y también anduvo por Ecuador.
Decía que era hincha de La Academia, pero el amor de su vida fue Los Andes. Una locura que lo llevó a tener interminables discusiones con su amigo y ocasional abogado, Eduardo Duhalde, el ex presidente de la Nación que es fanático confeso de Banfield, la contra histórica del Milrayitas en la zona Sur del Gran Buenos Aires.
El Negro se había afincado en Villa Carlos Paz, la ciudad que eligió después de convencerse que Córdoba era su lugar en el mundo, lejos de su Lomas de Zamora natal. Esa provincia que lo enamoró por varias razones después de colgar los botines demasiado rápido y donde empezó a administrar la concesión de los hoteles de Embalse de Río Tercero, uno de los muchos emprendimientos extrafutbolísticos que le hicieron creer por un tiempo que la pelota no volvería a estar nunca más en el centro de la escena.
Marchetta fue un exquisito mediocampista que asomó en la Primera de Racing. ”Como D’Alessandro, pero derecho”, se describió alguna vez. También pasó por Gimnasia y Esgrima La Plata, Los Andes, Santiago Morning, Deportivo Quito y Ever Ready de Dolores, donde le puso final a su carrera como futbolista en un equipo de aficionados.
Fue en La Academia, donde entabló una gran amistad con Alfio Basile, una categoría menor que el Negro. Fue su ayudante de campo a finales de los 70 y principios de los 80 hasta que el Coco, cuando estuvieron en Nacional de Uruguay, le dijo sin anestesia: "Dejás de trabajar conmigo. Te llegó la hora de empezar solo". Marchetta no entendía nada. Pero le hizo caso y comenzó su carrera de entrenador, que arrancó, obviamente, en Los Andes en 1983 y terminó -luego de pasar por once clubes algunos con más de un ciclo- en Barcelona de Ecuador, allá por 2005.
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