El frío extremo del invierno en América del Norte y Canadá nos brinda una estampa espectacular de las Cataratas del Niágara. Blancas, pero no congeladas del todo. La nieve y las acumulaciones de hielo crean un verdadero paraíso invernal. Congeladas o no, estas cataratas son una maravilla de la naturaleza que no pasa desapercibida en ningún momento del año.
Fuente: ATLAS
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