Mucho antes de irrumpir en escena en el AC Milan, el apellido de Paolo Maldini era legendario en Italia.

Su padre, Cesare, fue un ícono tanto para el Milán como para la selección nacional, capitán tanto del club como del país.

Cesare Maldini, un defensor dominante en sus días como jugador, también dirigió al AC Milan, lo que lo convirtió en una de las figuras más importantes de la historia de uno de los clubes más grandes del mundo.

Todo esto quiere decir que el nombre Maldini tenía peso y, para muchos, ese peso habría sido aplastante.

En el momento en que nació Paolo Maldini, ese peso recayó sobre él. Pasó toda su infancia siendo considerado el hijo de Cesare mientras seguía los pasos de su padre tanto en el club como en el país.

Entonces, ¿cómo asumió Maldini ese peso? ¿Cómo respondió a las enormes expectativas que se le arrojaron? Bueno, simplemente se convirtió en quizás el mejor defensor que este deporte haya visto jamás.

Cuando terminó su carrera, Maldini redefinió el significado de su apellido. A lo largo de dos décadas y media, Maldini ganó todo lo que se podía ganar, reinventándose como jugador una y otra vez. Su paso por Milán fue icónico. Ningún jugador es más sinónimo de club que Maldini y Milán.

Maldini nació para jugar al fútbol, ​​eso está claro. Tampoco le llevó mucho tiempo demostrarlo.

Rápidamente ascendió en los equipos juveniles del club e hizo su debut senior con solo 16 años durante la temporada 1984-85. Esa fue su única aparición durante esa temporada de la Serie A, pero, al comienzo de la siguiente campaña, Maldini fue empujado directamente al once inicial como lateral derecho. En particular, también le entregaron la camiseta número 3 que anteriormente pertenecía a su padre, lo que lo consolidó como un jugador a seguir en un equipo de Milán en ascenso.

Ganó su primer Scudetto en la temporada 1987-88, anclando un equipo legendario de Milán que sería recordado como "Los Inmortales". Con jugadores como Marco van Basten, Frank Rijkaard, Ruud Gullit y Franco Baresi, los rossoneri estaban llenos de leyendas y concedieron sólo 14 goles durante toda una temporada de la Serie A. Durante los dos años siguientes, Maldini y Milán levantaron Copas de Europa consecutivas mientras el defensa consolidaba su lugar entre los mejores del fútbol.

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